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La ruta del aprendizaje: entre indicadores, criterios y objetivos
Enseñar requiere de vista de águila. Entre las múltiples actividades que realizan las profesoras y los profesores, la planificación es una de las más importantes. Y para ello, hay que tener ojo clínico. ¿Cómo hacer que tu programación didáctica no parezca un Frankenstein?
Te ayudamos a conectar los principales elementos que conforman la ruta del aprendizaje.

La ruta paso a paso, ¿qué es qué?
Antes de encaminarnos por la ruta del aprendizaje, pasamos por el “punto de información”. Nos vamos a encontrar con especies diversas, es importante entenderlas. Presta atención.
1. Criterios de evaluación
Son el pájaro mayor, los referentes oficiales que sobrevuelan por sobre toda programación didáctica.
Los criterios son orientaciones fijadas por la autoridad/entidad educativa de cada comunidad o territorio. Aparecen en el currículum sobre el cual trabajamos nuestras planificaciones. Son importantes porque garantizan que el alumnado adquiera competencias y conocimientos básicos.
Cuando diseñamos la experiencia de aprendizaje que trabajaremos con nuestra clase, es importante seleccionar criterios. Darles respuesta es alcanzar la cima de un proceso educativo basado en el currículum.
La evaluación, recuerda, es un proceso constante que necesita de estos referentes oficiales. Y lo más probable es que no respondamos a todos: elige solo aquellos que son factibles, realistas y relacionados al tema.
2. Objetivos de aprendizaje
Los objetivos de aprendizaje nos ayudan a establecer el camino de la ruta del aprendizaje. Cada niña y niño lo experimenta a su ritmo y desde su experiencia. Por eso, es importante que redactes objetivos adaptados a tu grupo clase, específicos para los niveles que hay en ella.
Ten en cuenta que permiten establecer una secuenciación didáctica con sentido. Idealmente, cada actividad de la secuenciación responde a uno de los objetivos. No se disponen al azar, sino que se crean en base a las metas del aprendizaje.
Recuerda que los objetivos generales son definidos por el currículum. Pero no son de la talla de tu alumnado. Debes crear la indumentaria precisa para ellos y así la ruta será coherente con tu clase.
En la documentación oficial, los objetivos son definidos por área y etapa, pero no por curso. Testea el nivel, los intereses, las necesidades y las aspiraciones que hay en tu clase. Conocer a tu alumnado es el mejor material para redactar unos objetivos específicos y útiles.
3. Indicadores de evaluación o estándares del aprendizaje
Una especie de nombre largo, lo sabemos. Sin embargo, su extensión no le quita utilidad. Los estándares o indicadores, normalmente usados como sinónimos, son los hitos del aprendizaje.
Durante la ruta, cada alumno y alumna vivirá de forma distinta el proceso. Como todo grupo humano, tu clase es diversa y contiene necesidades diferentes. Por lo tanto, irán alcanzando distintos indicadores. Gradúalos en varios niveles de dificultad, así observarás y evaluarás de manera más objetiva.
Ten en cuenta que el currículum suele establecer indicadores: puedes adaptarlos a tu clase y al proyecto o unidad didáctica. Aprovecha esta oportunidad y ve dibujando los hitos de la ruta según las necesidades de tu alumnado y los criterios escogidos.
La ruta del aprendizaje: coherencia, personalización y equilibrio
Dar clase no es estar luchando piedra a piedra para subir con tu alumnado hacia las metas. No tiene por qué ser un camino extenuante, sino equilibrado y coherente.
Los principales elementos de la programación didáctica no están determinados por casualidad. Como has visto, cada uno responde a una función específica, todas igual de importantes.
En síntesis:
- Escoge criterios que tengan relación con la experiencia de aprendizaje y que estén en consonancia con el nivel de tu clase.
- Redacta objetivos de aprendizaje específicos: ten en cuenta la diversidad de tu clase (necesidades, niveles, aspiraciones, motivaciones, contextos, etc.).
- Establece indicadores/estándares personalizados para ir evaluando el proceso.
En la práctica, una programación coherente deriva en un aprendizaje sólido y duradero. Las alumnas y los alumnos entienden lo que deben saber y saber hacer, lo conectan con su vida diaria y se sienten implicados/as.
¡Enséñales sobre la ruta del aprendizaje! Explícales, con palabras simples, por qué los estás guiando en este maravilloso camino.