
Learning
Activa a tu clase con el Aprendizaje Basado en el Pensamiento
Una de las metodologías activas de enseñanza más populares es el Aprendizaje Basado en el Pensamiento. Las razones de su éxito y aceptación por la comunidad educativa es su eficacia para transformar la manera tradicional y habitual de asimilar la información recibida, abordando un aprendizaje más consciente y profundo.

Aprendizaje Basado en el Pensamiento o Thinking Based Learning (TBL), ¿qué es?
El Aprendizaje Basado en el Pensamiento o TBL (por sus siglas en inglés Thinking Based Learning) es una estrategia de enseñanza-aprendizaje que pretende ir más allá de la clásica asimilación de los conocimientos.
El objetivo es que los estudiantes desarrollen una serie de destrezas y habilidades relacionadas con la estimulación del pensamiento activo, la reflexión y la comprensión profunda de los conceptos. ¿Suena perfecto, no? Sigue leyendo para saber más 😉

¿De qué se compone el Aprendizaje Basado en el Pensamiento?
El ABP está formado por:
- Destrezas de pensamiento. Emplear procedimientos reflexivos específicos y apropiados para un ejercicio de pensamiento determinado.
- Hábitos de la mente. Conducir estos procedimientos para dar lugar a conductas de reflexión amplias y productivas relacionadas con el hecho de pensar.
- Metacognición. Realizar estas dos cosas basándonos en la valoración que hacemos de lo que se nos pide y en nuestro plan para llevarlo a cabo.
Existen dos modalidades de esta metodología: una basada en las destrezas y la otra en las rutinas de pensamiento. A continuación te explicamos brevemente cómo funcionan cada una de ellas.

Destrezas
Las destrezas de pensamiento se pueden transferir y aplicar a nuevas situaciones, tanto curriculares como en la vida cotidiana, pues acaba formando parte de la manera habitual de pensar y organizar la información de quien las practica.
El docente debe favorecer que ese aprendizaje permanente que el alumnado necesita para desarrollar las capacidades necesarias con el fin de generar de manera continua posibles soluciones según las vaya necesitando. Por tanto, se destaca la importancia de enseñar estrategias cognitivas que permitan al conocimiento y control, lo cual nos indica que parece deseable que los componentes de metacognición sean objeto implícito en la enseñanza.
A través de diferentes actividades es posible potenciar en el alumnado una destreza específica, por ejemplo: relacionar las partes con el todo de un concepto o tomar decisiones a partir de una información que recibimos.

Entrenar el músculo del hábito
Para conseguir el aprendizaje basado en el pensamiento eficaz, tenemos que plantearlo teniendo en cuenta los hábitos de la mente. Algo que podemos leer en el libro ‘Aprendizaje basado en el pensamiento’.
Un ejemplo que nos parece interesante se basa en la teoría de los expertos Arthur Costa y Bena Kallick. Estos especialistas recomiendan que los alumnos potencien una serie de hábitos fundamentales relacionados con la actitud, el pensamiento y técnicas de estudio:
- Persistir
- Manejar la impulsividad
- Escuchar con comprensión y empatía
- Crear e innovar
- Imaginar
- Responder con asombro y sorpresa
- Tomar riesgos responsables
- Desarrollar el sentido del humor
- Pensar de manera interdependiente
- Estar abierto al aprendizaje continuo
- Estimular la metacognición (pensar sobre el pensamiento)
- Ser precisos
- Cuestionar y plantear problemas
- Aplicar el conocimiento del pasado a una nueva situación
- Pensar y comunicarse con claridad y precisión
- Recopilar datos a través de los distintos sentidos
La práctica de estas aptitudes es perfecta para potenciar y mejorar habilidades como el pensamiento crítico y creativo, la organización y el trabajo en equipo y la inteligencia emocional en nuestros alumnos/as.

Rutinas de pensamiento
Son instrumentos que podemos ir utilizando en las aulas y que ayudan a crear movimientos concretos en el pensamiento. Así conseguimos que cada alumno, tanto de forma individual como colectiva, trabaje los pensamientos, el razonamiento y las reflexiones.
Entonces, a través de distintas rutinas trabajaremos distintos tipos de pensamiento:
- Generar ideas, ya sean posibilidades alternativas como aprender a crear metáforas.
- Ayudar a clarificar ideas, a través del análisis de las mismas y uso de argumentos
- Sabrán evaluar sus ideas a través de diferente información e inferencias
- Con el tiempo y mucho trabajo, llegarán a tomar decisiones y resolver problemas con un pensamiento mucho más acertado.

¿Por qué vale la pena incorporar el TBL en nuestras clases?
A través del Thinking Based Learning las alumnas y los alumnos aprenden a relacionarse con su entorno de otra manera. Tienen una mirada más crítica y tratan de analizar e interpretar todo lo que les rodea de un modo más profundo, teniendo en cuenta diferentes puntos de vista.
Esta metodología da la oportunidad al alumnado de aprender de un modo diferente. Les ayuda a desarrollar sus conocimientos de forma práctica. Así, logramos un aprendizaje que perdura más en la memoria del estudiante. Por otra parte, se evitan formulaciones demasiado teóricas y abstractas, que frecuentemente se convierten en poco interesantes o directamente desmotivadoras para una buena parte de nuestra clase.

Con esta metodología, los alumnos/as aprenden la verdadera importancia que tienen las decisiones que van tomando a lo largo de su vida. La idea es que tengan muy claro que dichas decisiones deben abordarse desde el razonamiento y la reflexión.
Otra metodología activa muy utilizada y con la misma filosofía es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), donde todas las acciones del alumnado están enfocadas en una misma dirección: desarrollar un producto final.
La comunicación y el feedback con compañeros y profesores es una de las constantes de este tipo de proyectos, mediante los cuales los alumnos toman conciencia de la importancia y los mecanismos del trabajo en equipo y el esfuerzo colectivo.