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5 instrumentos de evaluación para metodologías activas
Las metodologías activas son procesos interactivos de enseñanza-aprendizaje fundamentados en la participación activa del alumnado. Por ende, los conocimientos, competencias, habilidades y procedimientos educativos, se conectan de forma holística.
En estas metodologías, la evaluación juega un papel muy importante. Los profesores y profesoras no evalúan solo para comprobar si sus estudiantes han aprendido. La evaluación está implicada en todo el proceso formativo, diferenciándose de una calificación o juicio final. Su intención principal es acompañar y ayudar al alumnado a lograr los objetivos esperados.

Funciones y objetivos de la evaluación en las metodologías activas
Como hemos visto, la función de la evaluación en las metodologías activas no es, como pasa con los métodos más tradicionales, fiscalizar si el estudiante ha aprendido o no, ni mucho menos valorar o premiar habilidades memorísticas.
En las metodologías activas de enseñanza, lo que se pretende con las estrategias e instrumentos de evaluación es ofrecer apoyo al alumnado en su proceso de aprendizaje. Por este motivo, se habla de evaluación formativa. El objetivo de la evaluación es dotar al estudiantado de las herramientas necesarias y darle pistas para que su aprendizaje sea lo más completo y mejorado posible.
No olvides tener en cuenta siempre los criterios de evaluación a los cuales tu proyecto o unidad didáctica va a responder. Normalmente los encuentras en la documentación oficial por asignatura a trabajar.

Principales instrumentos de evaluación para metodologías activas
Los instrumentos de evaluación son las herramientas que tanto el docente como el propio estudiante utilizan para realizar una evaluación. Permiten observar cómo se maneja y desarrolla nuestro alumnado respecto a los contenidos trabajados y competencias adquiridas.
Las estrategias y técnicas utilizadas en estas evaluaciones son de carácter continuo y formativo. Requieren que el docente guíe y apoye al estudiante, y asimismo, que permita la autoevaluación y la coevaluación en el grupo clase.

Los 5 instrumentos de evaluación que puedes aplicar en metodologías activas son:
- Rúbrica de evaluación. Consiste en una tabla de dos columnas: En la primera, se señalan los indicadores o criterios con los que vamos a evaluar a nuestra clase; en la segunda, los posibles niveles que nuestro alumnado alcanzará respecto a los indicadores o criterios. Normalmente señalamos entre 3 y 6 niveles. Recuerda que en las metodologías activas se recomienda incorporar la autoevaluación y la coevaluación. La rúbrica puede ser muy útil en esos casos. Imprime 3 copias de la tabla: una para que evalúes a tu alumnado, otra para que se evalúen entre ellos y otra para que cada uno revise su proceso de aprendizaje.
- Listas de control/cotejo o checklist: Son listas de competencias, conocimientos, destrezas o habilidades a evaluar en nuestro alumnado. A través del listado se comprueba si se ha cumplido o no con la adquisición de estos elementos.
- Portafolio o diario de clase: Son dos instrumentos similares pero con algunos puntos de diferencia. El portafolio individual permite que nuestros alumnos y alumnas demuestren sus conocimientos y competencias a lo largo del proceso educativo. Se van archivando diversas evidencias que registran sus esfuerzos y mejoras, ya sea en formato virtual o físico. Puede incluir todos los trabajos y actividades o simplemente, elegir los más representativos. Por otra parte, el diario de clase es un instrumento colectivo o individual que invita reflexionar sobre la actividad. Puede incluir respuestas a preguntas como: ¿Qué es lo que más me gustó de esta actividad?, ¿qué se me hizo más difícil?, ¿en cuáles aspectos debería mejorar?, entre otras.
- Escala de valoración: Relaciona un conjunto de características o capacidades a evaluar con algún tipo de escala. En ella se indican diversos grados, ya sea con palabras o números. Existen escalas gráficas, valorativas, numéricas, descriptivas, etc.
- Pruebas competenciales: Son pruebas, no necesariamente escritas, en las que podemos evaluar en qué nivel nuestro alumnado ha desarrollado las competencias esperadas. Un ejemplo de prueba competencial es hacer un huerto grupal. Nuestra clase lo cuida y con el paso del tiempo van escribiendo, en grupos, informes sobre ciertos tipos de plantas. Esto demuestra que no solo han adquirido conocimientos de Biología, sino que también saben aplicarlos en pequeñas tareas de horticultura. Algunas de las características principales de esas pruebas son:
- Significan un reto para el alumnado y le haga plantearse preguntas.
- Vinculan los contenidos a la actualidad de alguna forma.
- Que integre a otras asignaturas directa o indirectamente.
- Son exigentes con los niveles del estudiantado (si son de primaria, por ejemplo, y ya saben hacer divisiones simples, nuestra prueba exigirá que comiencen a acercarse a las fracciones).
- Son estimulantes, motivadoras y creativas.

La evaluación en las metodologías activas está pensada como una parte más de la formación del alumnado. Se considera necesaria para poder cumplir con éxito el proceso de aprendizaje. Recuerda que no es una calificación al final del curso ni menos un método rígido donde solo se valora la capacidad memorística o imitativa del estudiante. La evaluación es un proceso completo que va mucho más allá.